"En
esa hostia Blanca, |
allí
escondido en el pan consagrado, |
allí
tenemos a Nuestro Señor vivo, |
esperándonos
en silencio. |
¿No
es para volverse locos, |
no
es para enmudecer?. |
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"Cuando
estamos con el prisionero divino |
¿no
se nos ensancha el alma?" |
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"Nuestro
Jesús en el Sagrario |
es
todo misericordia. |
¡Oh!
¡Sagrario dichoso! |
en
el que mora el Rey de mis amores, |
consumidme
en esa fuente de Amor." |
"Vamos
a buscar la luz divina en el Sagrario, que ahí está Jesús amoroso,
Jesús amante, Jesús paciente, Jesús esperando una limosna de
corazones, de la ingratitud de sus criaturas. El pasó su pasión
para redimirnos. Solamente el amor de un Dios, el infinito amor
por la criatura que llegó hasta la locura de morir en el Calvario,
en la Cruz . ¿No es para volverse locos. Quedarse Jesús en el
Sagrario Sacramentado para sostener la flaqueza del hombre y
mantenerlo y darle fortaleza para todos los sinsabores de la
vida?.
Quiero
que tengas mucho amor a Jesús Sacramentado, que está en el Sagrario
por tu amor, y a los niños incúlcales y llévalos muy a menudo
con Jesús.
Siempre
que pases por alguna Iglesia y puedas entrar, entra y allí te
pones delante del Sagrario. Le gusta mucho que le cuentes tus
cosas. Pídele que te enseñe a hacer oración. Siquiera cinco
minutos estés al pie del Sagrario diciéndole: te amo, te amo,
quiero conocerte.
Por
muy escondido que esté hay un lenguaje mudo que lo sienten nuestras
almas… ¡¡¡Qué lenguaje nos enseña!!! que nos convida a amor
por amor. En Él reposa, en el confía, en Él espera,
en Él lo haya todo, todo. En el dolor, en la tribulación,
en todo haya contento y alegría.
Yo
quisiera que tus trabajos los ofrezcas a Nuestro Señor, eso
es muy sencillo, no hay que hacer ningún discurso, es la cosa
más sencilla, una mirada arriba y tu corazón sea el que hable
más que las palabras. Tuyo soy Señor todo te lo ofrezco; y después
tranquilo y sereno, deja obrar a Dios, que el que en Él
confía nunca lo desampara.
En
el papel no se puede estampar lo que quisiera grabarle en su
alma para que nunca lo olvidare. Que amemos cada vez más a Jesús
Sacramentado y darlo a conocer en el mundo entero, que no es
conocido ni entre los mismos suyos. Aquí como tenemos el cielo
en la tierra en nuestro coro, tan cerquita de nuestro Jesús,
todo lo que le diga es poco. Muchas conferencias le tengo yo
allí ¿No las oye?.
Allí
en la Central del Amor, allí que no cortan el fluído me extiendo
a mis anchas, sin entorpecimiento de nadie. Allí están todos.
¡Quién pudiera a todo el mundo comunicar en la Central del teléfono
del Amor!. Otra cosa sería el mundo."
(Textos
entresacados de las cartas y de los escritos espirituales de
la hermana Mª Cristina).